Regañás sin gluten

¡Hola! ¿Eres celíaco/a y echas de menos poder comer esas regañás tan buenas y crujientes que comías antes? ¿Quieres preparar unas ricas regañás para regalárselas a alguien que no pueda tomar gluten o trigo? ¡No te preocupes, aquí tienes una receta con la que triunfarás seguro! Ni siquiera hace falta seguirla al pie de la letra, puedes añadirle lo que quieras (eso sí, respetando las proporciones de harina/agua según te vaya pidiendo la masa).

Antes de empezar, quiero puntualizar que esta receta la hice por primera vez gracias a esta receta del blog Pintxopinche (¡gracias!).

Ingredientes


  • 200 g de mix panificable sin gluten (he probado a hacerlas con el Mix B de Schar y con el preparado panificable de Hacendado, y los dos me han dado muy buenos resultados).
  • 100 ml aproximadamente de agua. Aclaro, cada masa es un mundo, así que te aconsejo que esta cantidad sea orientativa para ti, más o menos es lo que yo uso, pero dependiendo del preparado panificable que uses y de las condiciones ambientales, necesitarás un poco más o un poco menos.
  • Un chorro de aceite de oliva.
  • 3-4 g de levadura fresca (yo uso la que se vende en Mercadona, en la zona de los refrigerados).
  • Una pizca de sal (si comes con poca sal, con 1/3 o 1/2 de cucharilla es suficiente).
  • Un par de cucharadas soperas de semillas de sésamo tostadas.
  • Una cucharada de anís en grano.


Elaboración


  1. Medimos unos 100 ml de agua y los calentamos al microondas un minutito. Es importante que el agua esté tibia, sin llegar a quemar.
  2. Apartamos un poco en un vaso y disolvemos la levadura.
  3. Pesamos los 200 g de preparado panificable y los añadimos a un bol de tamaño mediano-grande.
  4. En ese bol, echamos la sal, el sésamo y el aceite de oliva, y lo mezclamos todo bien con ayuda de una cuchara o una lengua. El anís no lo vamos a añadir todavía.
  5. Añadimos el vaso de agua con la levadura y mezclamos bien.
  6. Ahora, vamos añadiendo poco a poco el agua y vamos amasando con las manos. Es importante no añadir el agua de una vez, ya que puede ser que acabemos con una sopa de harina en vez de con una masa. La textura que debemos lograr es la de una masa firme, que no se pegue a los dedos, pero que no esté seca (que no tenga partes que parezcan “arenilla”).
  7. Tapamos el bol con un trapo y dejamos que la masa fermente durante más o menos una hora. No necesitamos que crezca ni que doble su tamaño como cuando hacemos pan, sino que simplemente queremos que la masa repose y mejore sus propiedades y su textura.
  8. Pasado ese tiempo, sacamos la masa del bol. En este momento, la dividiremos en cuatro partes. Necesitaremos dos bandejas para la cantidad que estamos usando, así que dos de ellas las estiraremos con el rodillo sobre un papel de horno con un poco del preparado panificable para que no se pegue; y las otras dos las estiraremos sobre otro papel de horno. El grosor debe ser de unos 3-4 mm, no más, para que queden crujientes.
  9. A una de las bandejas les añadí por encima el anís en grano y les pasé por encima el rodillo para que se incrustasen los granos de anís.
  10. En este momento, debemos tener dos bandejas con dos regañás grandes cada una de ellas.
  11. Precalentamos el horno a 200ºC.
  12. Introducimos las dos bandejas y bajamos la temperatura a 180ºC, con calor arriba y abajo y ventilador.
  13. ¡Mucho cuidado! Las regañás de la bandeja que coloquemos en la parte inferior se harán antes, así que tendrás que estar atento/a para que no se quemen. En unos 7-10 minutos estarán listas (dependiendo de la potencia de tu horno), mientras que las de la bandeja superior tardarán unos minutitos más.
  14. Sácalas del horno y déjalas enfriar.
  15. Pruébalas, ¡y disfruta!
Si las haces, ¡escríbeme y envíame fotos, me harías muy feliz!

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