¡Hola! La receta de hoy es una de mis favoritas, sin duda alguna. Admite todo tipo de modificaciones en sus toppings, y viene genial para llevar a una comida familiar o con amigos. Además, no tiene nada que envidiar a una focaccia tradicional con gluten. A mí me encanta añadirle tomates secos y romero, pero tú puedes añadirle lo que quieras (aceitunas negras y romero, queso y albahaca, ajo y perejil… ¡lo que más te guste!). Allá vamos:
Ingredientes:
- 300 gramos de Mix B de Schär (puedes comprarla pinchando aquí o puedes usar cualquier otro mix panificable sin gluten, aunque la cantidad de agua de esta receta está medida para este mix concreto).
- 175 ml de agua tibia.
- Una cucharilla de postre de levadura seca de panadería.
- Una cucharilla de postre de sal.
- Una cucharada sopera de AOVE (aceite de oliva virgen extra).
- 3 tomates secos previamente hidratados.
- Una pizca de romero fresco.
Elaboración:
- La noche antes de hacer la receta, pondremos los tomates secos en un bol con agua para que se hidraten.
- En un bol de tamaño mediano/grande, añadimos el mix sin gluten y la levadura, y mezclamos bien. Posteriormente, añadimos la sal y volvemos a mezclar.
- Calentamos el agua durante 30 segundos en el microondas.
- Añadimos el AOVE, y después vamos añadiendo poco a poco el agua y mezclándolo todo. Es importante no añadir toda el agua de una vez, ya que, dependiendo de las condiciones de humedad y temperatura, la cantidad de hidratación que necesite la masa será diferente. Añadiremos agua hasta que tenga una consistencia firme, pero a la vez manejable, no queremos una masa seca ni excesivamente hidratada.
- Amasamos con las manos durante unos 5-7 minutos, hasta que la masa deje de pegarse a las manos y sea manejable.
- La dejamos levar hasta que doble su volumen en un bol tapado (si tu bol no tiene tapa, puedes ponerle film transparente). Yo suelo hacer el levado dentro del horno apagado, junto a una fuente con agua muy caliente, para que genere humedad y calor. Tardará una hora aproximadamente en doblar su tamaño (si hace más frío, tardará un poco más).
- Una vez que haya doblado su volumen, pintaremos con AOVE un molde apto para horno y pondremos ahí nuestra masa, estirándola bien para que ocupe el molde completo. No te preocupes si se desgasifica y pierde las burbujas, ya que eso es precisamente lo que queremos, un pan de masa fina pero esponjosa.
- Tapamos el molde con un trapo y dejamos que la masa repose unos 5-10 minutos.
- Mientras tanto, precalentamos el horno a 200ºC con calor arriba y abajo.
- Tras este tiempo, con ayuda de nuestro dedo, hacemos una serie de orificios en su superficie y pintamos la masa con AOVE. Ahora, puedes ponerle los toppings que quieras. Yo corté los tomates secos a trocitos y los añadí en los agujeros. Además, le puse romero fresco bien lavado.
- Metemos el molde en el horno a media altura, y lo horneamos a 200ºC durante 25-30 minutos con calor arriba y abajo + ventilador. El tiempo de horneado dependerá de la potencia de tu horno, así que cuando lleve unos 20 minutos, vigila el horno para que no se queme. Por el contrario, si ves que, pasados 30 minutos la superficie aún no está dorada, déjalo más tiempo para que no se quede la masa cruda.
- Sacamos el molde del horno y lo desmoldamos sobre una rejilla para que la base no se quede húmeda.
- ¡Y listo! Lo ideal es comerla recién horneada, porque al ser sin gluten perderá esponjosidad con el paso del tiempo. Sin embargo, calentándola en el microondas unos 45 segundos, volverá a recuperar parte de la esponjosidad y seguirá estando riquísima.
Como siempre, si te animas a hacerlo (que te lo recomiendo encarecidamente), me encantaría que me lo hicieras saber, ya sea por Instagram (https://www.instagram.com/vegetairene/), por Facebook (https://www.facebook.com/vegetairene/) o por la sección de “Contacto” de este mismo blog.







Comentarios
Publicar un comentario