Ya sabéis que me encanta la cocina, y claro, como buena aficionada, una de las cosas que más me gusta es cocinar para mis amigos y mi familia. Aprovechando que este fin de semana era el día de la madre, hice un flan de coco y huevo. Como siempre, ya sabéis que en casa no consumimos azúcar, así que, si eres muy de dulces, añade un poquitín más de azúcar ;). Sin más dilación, ¡vamos con la receta!
Ingredientes:
- 4 huevos medianos o 5 pequeños (¡recuerda usarlos siempre de gallinas felices, que sean número 0 o 1!).
- 400 ml de leche (en mi caso, usé leche de soja porque en casa tenemos a un alérgico a la proteína de la leche de vaca, pero puedes usar la leche que quieras, tanto vegetal como animal).
- 3 cucharadas soperas de azúcar (¡OJO! Si pones esta cantidad, saldrá poco dulce, así que si estás acostumbrado/a a consumir azúcar, recuerda la norma básica: por cada huevo, una cucharada sopera colmada de azúcar :D).
- Caramelo líquido (podéis hacerlo casero, calentando azúcar con un poco de agua hasta que quede tostadito, pero yo usé uno comercial).
- 50 g de coco rallado.
Elaboración
Un consejito antes de empezar: Saca los huevos y la leche del frigorífico un ratito antes, para que estén menos fríos.
- Precalentamos el horno a 200ºC con calor arriba y abajo (sin ventilador).
- En un bol, batimos los 5 huevos (yo los usé pequeños).
- Añadimos el azúcar poco a poco hasta que se integre todo.
- Añadimos la leche.
- Añadimos el coco.
- Ponemos un chorro de caramelo líquido sobre la superficie del molde que vayamos a usar, que cubra las paredes y la base, pero sin pasarnos.
- Vertemos la mezcla en el molde.
- Ahora, colocaremos el molde sobre un recipiente apto para horno (por ejemplo, un recipiente grande de cristal) y llenamos dicho recipiente hasta la mitad con agua caliente, ya que haremos el flan al baño María.
- Bajamos la temperatura del horno a 180ºC e introducimos el recipiente con nuestro flan. Horneamos durante 35 minutos (aunque el tiempo variará según la potencia de tu horno, el mío no es que sea excesivamente potente, así que ve vigilando).
- Para asegurarte de que está bien hecho, pincha con una varilla o con un palillo de brocheta, si ves que sale limpio, es que está en su punto.
- Una vez que lo saques del horno, déjalo reposar un poco para que se temple. Cuando esté templado, mételo en el frigorífico unas horas (si lo dejas toda la noche, mejor), para que se pueda desmoldar con facilidad.
- Por último, lo mejor de todo, ¡probarlo!
Espero que te animes a probarlo y, si es así, me encantaría que me lo hicieras saber (etiquétame en las redes sociales, envíame un mail, déjame un comentario, ¡lo que quieras!).

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